Aquel que ha perdido ha quien amaba, aquel que vivido en crudo el diario vivir de la ausencia, y que sin embargo, llamando y clamando por su misma suerte, guarda dentro de sí el oscuro deseo que le llama a la desesperación. La muerte… ese juez cruel que decide sin preguntar, aquel deseo que muchos buscan sumándole cruentos juegos que les llevan lento hasta el deseado, al ansiado desenlace… Y que sin embargo es tan antinatural, invitó al mundo a todos y cada uno de aquellos que la claman a postrarse frente al abismo y a gritar que no sienten ningún temor, y entonces ante aquellos llenos de falso valor reirán juntos, porque el amor a la vida no depende del raciocino, aun aquel que la llama a gritos guarda oculto el temor, el vacío, la pena, la perdida, la dolorosa desesperación que sube por las venas como si la sangre de pronto se hubiese helado, recorriendo el cuerpo hasta dejarlo inmóvil. El terror de ya no abrir los ojos, el dolor de ya no ver el mundo nunca más, de no estar cerca ya de esa persona, y aun así hay quienes proclaman no temerle. Ridículo. Y más aun así atado al más profundo de los miedos, la tristeza y el dolor del último respiro, no se puede evitar la golosa necesidad de respuestas, la curiosidad que aqueja e hipnotiza como un sedante que calma las ansias y el miedo. Aquel que nunca se haya preguntado que habrá después del abismo, después de la muerte, que dichas u horrores esperan después de la luz en el oscuro túnel. ¿Qué pasa cuando se exhala el último suspiro? No existe tal, la muerte más que ser un ente atemorizante, es un hada oscura rodeada de una neblina llena de misterio, capaz de seducir y ahogar a todo aquel que no tenga cuidado. Muchos han cantado bagatelas, el cielo aguarda a los justos, el infierno a los crueles, otros ríen versos sobre reencarnación y desde luego, los temerosos susurran palabras sobre la nada. Pero, ¿Que aguarda allí en realidad? ¿Qué es lo que convierte a este tirano fúnebre, en un hada seductora? ¿Es acaso porque en realidad la muerte es la tan amada reina, del mundo al que llegan todos aquellos que no han escuchado los versos, los susurros, o las risas? Dando pasos temblorosos, los viajeros sin un rumbo que se pierden en la nada, encuentran consuelo en el mundo muerto, el limbo, si así se desea nombrarle. Aunque esta ciudad sin cantos, tiene su propio nombre, uno que solo las banshees pueden pronunciar, pero claro, cuando las almas en pena lo escuchen también caerán inevitablemente en el vacío y harán fila con las otras almas y las esencias rotas pidiendo refugio en sus antiguas paredes. ¿Están preparados ya para Exhalar él último suspiro? El hada negra rosa, y susurrando canta por última vez a su ansiada victima…